¿Cuándo terminaremos de descubrir nuevas especies?
Catalogar toda la biodiversidad de la Tierra es una labor científica titánica y a contrarreloj.
¿Cuándo terminaremos de descubrir nuevas especies?
🐦 ¿Cuántos animales viven a tu alrededor? ¿Qué aves puedes ver desde tu ventana? ¿Cuántas flores pintan el jardín más cercano? ¿Serías capaz de hacer una lista con todas las especies que viven en tu entorno? Si ampliamos el foco, ¿podrías enumerar, al menos, cien especies habitantes de la Tierra? Una de las mayores obsesiones de la historia natural consistió en describir todo aquello clasificado como vivo, o que estuvo vivo. Durante mucho tiempo, especialmente entre los siglos XVIII y XIX, la ocupación de los naturalistas fue partir hacía todos los rincones del planeta y abalanzarse sobre cualquier rareza aún no catalogada 🌺
📜 El naturalista sueco Carl von Linné, a lo largo de las sucesivas ediciones de su obra Systema Naturae publicada por primera vez en 1736, nombró más de 12.000 especies de animales, plantas y otros tipos de organismos. La expedición Challenger, un viaje científico que circunnavegó el planeta entre los años 1872 y 1876, engrosó el catálogo con 4.700 nuevas especies de criaturas marinas y vegetales 😯
🌍 La ciencia continúa enfrascada en esta titánica labor. Con muy pocas excepciones, cualquier rincón de la Tierra es susceptible de ser colonizado por la vida, dando así origen a una biodiversidad inabarcable. En la década de 1980, el entomólogo Terry Erwin calculó que podrían existir hasta 30 millones de especies, tan sólo teniendo en cuenta los artrópodos tropicales. Aunque esta cifra es bastante citada, hoy en día se considera una sobrestimación 🤔
🍄 Actualmente, según los registros y teniendo en cuenta todas las formas de vida, han sido descritas alrededor de 2 millones de especies. Este dato tampoco nos vale porque es una subestimación. Aún quedan muchísimas más por descubrir. El cálculo más fiable, o con mayor consenso científico, sitúa el número total en aproximadamente 8,7 millones de especies. Como indica el biólogo Edward O. Wilson en su libro Medio Planeta, la taxonomía sigue teniendo deberes por hacer:
«Si continúa la tasa actual de descripciones básicas y análisis, no llegaremos a completar el censo global de biodiversidad, o lo que queda de él, hasta bien entrado el siglo XXIII»
Veamos algunos ejemplos que han logrado hacerse un hueco en los titulares de estos días 👇
🐜 Sabemos muy poco sobre las hormigas del género Leptanilla, debido a su particular forma de vida. Estos insectos son hipogeos o, lo que es lo mismo, viven bajo el suelo. En este hábitat, conforman pequeñas colonias, compuestas por una reina y apenas un centenar de obreras. Su alimentación se basa en la caza de otras criaturas subterráneas, como ciempiés mucho más grandes que ellas. Salvo cuando migran o durante la época de reproducción, raramente emergen a la superficie 😯
🐜 Al igual que otras criaturas modeladas por la oscuridad, las hormigas Leptanilla son ciegas y presentan colores pálidos o terrosos. Miden escasos milímetros, generalmente entre uno o dos, lo cual les permite moverse sin problema entre los granos de arena que componen el suelo 🪨
🔍 Tropezarse con alguna de las 60 especies de Leptanilla existentes en el mundo es difícil, pero hallar una aún no descrita supone todo un golpe de suerte. Esto es lo que les ocurrió a Mark K. L. Wong y Jane M. McRae, científicos australianos, tras inspeccionar un pozo de 25 metros de profundidad en la árida región de Pilbara, al noroeste de Australia. Aunque tan solo han encontrado dos ejemplares de estas novedosas hormigas 🤨
🐜 Fiel a su modo de vida hipogeo, dichos insectos son pálidos, esbeltos, de patas delgadas y largas, además de estar armadas con unas afiladas mandíbulas. Debido a este aspecto, la especie ha sido bautizada como Leptanilla voldemort, dada su similitud con Lord Voldemort, el villano que tantos dolores de cabeza causó a Harry Potter 🪄
🌊 Mientras tanto, en la Cordillera Submarina de Salas y Gómez, un grupo científico internacional ha registrado 160 especies previamente desconocidas en la región, y sospechan que al menos 50 de estas criaturas son nuevas para la ciencia. La expedición Schmidt Ocean Institute, coliderada por la investigadora Ariadna Mechó del Barcelona Supercomputing Center, tenía por objetivo explorar las remotas montañas submarinas que se extienden desde la costa de Chile hasta Rapa Nui. Ante sus cámaras han desfilado corales, esponjas, erizos de mar, estrellas de mar, crustáceos, peces, pulpos o calamares, entre otros animales 🐙
⏳ El trabajo para catalogar la biodiversidad de la Tierra también se realiza a contrarreloj, conforme Homo sapiens continúa poniendo patas arriba la biosfera. Por desgracia, no son raros los casos donde el descubrimiento de una nueva especie va asociado a su catalogación como “en peligro de extinción”. Esto es lo que ha ocurrido con Potamophylax kosovaensis, un tipo de tricóptero recientemente hallado en el manantial del río Llap, situado en Kosovo 😕
🐛 Las larvas de los tricópteros, habitantes acuáticos, utilizan seda para fabricar fundas protectoras, que refuerzan con grava, arena, ramitas, otros trozos de plantas e incluso pedacitos de plástico. Desde estos cubiles, cazan, comen algas o filtran agua, según los gustos culinarios de su especie 😋
🏭 Halil Ibrahimi, de la Universidad de Pristina y descubridor los susodichos insectos, ha advertido que estas criaturas se enfrentan a la contaminación del agua o la destrucción de sus hábitat debido a la construcción de centrales hidroeléctricas. En 2021, Ibrahimi también anunció el descubrimiento de P. coronavirus, otro tricóptero endémico de Kosovo, cuyo epíteto específico hace referencia a la pandemia de COVID-19. Según explicó, eligió ese nombre para poner el foco sobre la contaminación ambiental, la cual supone una «pandemia silenciosa en los organismos de agua dulce de los ríos de Kosovo» 😣
🌳 Tenemos motivos suficientes para proteger la biosfera que nos rodea o, mejor dicho, a la que pertenecemos. Estamos entrelazados con millones de razones 🌎🌍🌏